Una historia de amor que va más allá de la vida
El alma de la hacienda está en su capilla consagrada, nacida como un acto de amor eterno. El Dr. Mario Vidal Olcese la construyó para su esposa, como símbolo de la promesa de estar juntos siempre, en la vida y más allá de ella. No fue un gesto cualquiera: fue un regalo íntimo, una obra que trascendió lo material para convertirse en un testimonio de profunda unión. Desde entonces, cada pareja que se casa en esa capilla se convierte en heredera de esa promesa, renovando la fuerza de ese amor en su propia historia. La capilla es hoy el corazón de la hacienda, un espacio donde los votos no solo se pronuncian, sino que se sienten como parte de un legado.